El Bien y el Mal como Conceptos Relativos




En el mundo de lo relativo en el que vivimos,  no existen ni el bien ni el mal como absolutos, sino como conceptos relativos,  sin embargo experimentamos algunas cosas como buenas y otras como malas.

En esta realidad vemos que lo que es bueno para uno es malo para otro, así como es diferente lo conveniente y necesario para cada uno, porque nada es bueno o malo por si mismo.

Lo mismo es el propósito en la vida, que puede ser inapropiado para un ser menos evolucionado como para otro más evolucionado, ya que para cada etapa de la evolución corresponde un plan de conducta específica que conduce a la etapa siguiente.

La filosofía hinduista utiliza la palabra “dharma” para expresar lo que llamaríamos “deber”, “ley”, “derecho” “virtud” o “justicia”, o sea lo que es justo, equitativo y legal.

Se correspondería con el “deber ser” en la vida del individuo y “verdad” en términos filosóficos o religiosos.

El Hinduismo es una doctrina que cree en la reencarnación, lo que permite reconocer el sistema de castas.

La casta más alta es la de los sacerdotes o instructores, luego está la casta de los guerreros y gobernantes, le sigue la de los mercaderes y artesanos y por último la de los sirvientes.
Cada casta representa una etapa de la evolución y tiene su propio propósito en la vida, o dharma, y el concepto de justo o injusto puede resultar discutible fuera de este contexto.

Actualmente, la humanidad se encuentra en un período de individualismo exagerado y la preocupación por la afirmación de la personalidad, mientras la renunciación aún es una excepción, a pesar de que todos sabemos que es justo ayudar al prójimo y que el egoísmo es una actitud injusta; porque el concepto de ética siempre se adelanta a la conducta.

De esta manera vivimos olvidándonos de nuestra verdadera nobleza y nos permitimos ser esclavos del cuerpo que deberían ser nuestros instrumentos y siervos.

Ningún ser humano aún puede comprender la verdadera naturaleza del bien y el mal como absolutos, porque vivimos en una realidad donde el bien y el mal que conocemos son relativos.
Sin embargo, aunque son relativos, cometeríamos un grave error al pensar que es inútil hacer un esfuerzo por mantener una conducta ética, porque tanto el bien como el mal son verdaderos en relación al contexto y al nivel de evolución de cada uno.

A veces, ciertos comportamientos pueden ser buenos o malos al mismo tiempo, debido a que son solo producto de convencionalismos sociales; por ejemplo,  cuando se legalizan conductas por deporte, por dinero o por exigencias de la moda, pero que son inmorales desde otra perspectiva más elevada,  como dañar a los animales para comérselos, mientras por otro lado no se puede tolerar cómo castigan a un perro.

El bien y el mal como conceptos absolutos trasciende el intelecto, sin embargo, no por eso no es menos rigurosa la exigencia ética para una colectividad.

Es necesario que todo grupo humano posea un código ético válido para esa comunidad específica en determinado momento histórico, para poder elevarse a un nivel superior.

Siempre habrá quien haya trascendido el nivel moral de su época y quienes tengan graves dificultades para alcanzarlo.

Los más elevados deberán serán las víctimas de los menos evolucionados, como lo fue Cristo, en su momento, y los que aún se encuentran en una etapa anterior intentarán transgredir los códigos y las leyes y sufrirán las sanciones penales que les correspondan, tratando la sociedad de no recurrir a castigos sino de corregir las desviaciones.

El código de ética de un pueblo es el que muestra su nivel de evolución y su posibilidad de acceder a un nivel de conciencia más alto.

La relatividad del bien y del mal no nos impide en conjunto, ser cada vez mejores.

El bien y el mal son relativos así como lo es el tiempo, que es realidad en relación a nosotros, pero es posible que también exista un tiempo cósmico.