No quiero madurar - Psicología Malena Lede




Somos maduros cuando somos capaces de hacernos cargo de nosotros mismos y de Ser quienes somos.

La vida es la oportunidad de realizarnos pero también puede significar para millones de personas una muerte lenta.

Como en las películas de ciencia ficción, si nos detenemos a observar bien a la gente,  podemos constatar que estamos rodeados de muertos vivos.

Los muertos vivos son las personas que no viven, que vegetan como las plantas, que no hacen nada por sí mismos, que imitan a los demás, que tienen todo lo que hay que tener para pertenecer, que nunca se cuestionaron quiénes son, de dónde vinieron y hacia dónde van.

Vivir no es sólo respirar y envejecer, es crecer y sólo unos pocos conocen su potencial y crecen.

Crecer es profundizar sobre uno mismo, no quedarse sólo con la superficie, es una búsqueda para descubrirse a sí mismo, no la ambición de ser como otro.

El descubrimiento de uno mismo es un segundo nacimiento, el verdadero, es la oportunidad de recuperar la sensibilidad y de ver que todo es importante, no solamente nuestros modestos proyectos y las personas cercanas que queremos.

La madurez debería ser aceptada naturalmente con alegría, como feliz ingreso a una nueva etapa en la que cada uno de nosotros tiene en sus propias manos su destino.

Cuando maduramos nos damos cuenta que todo es igual, que no existe nada que sea más grande o pequeño porque todo depende de cómo lo percibimos.

Si eres la persona que eres y no intentas ser otro, verás la vida con nuevos ojos y te convertirás en una persona madura.

Envejecer no es madurar, todos se hacen viejos físicamente pero no necesariamente maduros, porque la madurez es un crecimiento interior que surge de la conciencia.  Experiencia más conciencia, eso es madurez.

Una persona madura no comete el mismo error dos veces porque pudo tomar conciencia de esa experiencia y pudo aprender.

La persona que siempre comete los mismos errores no es madura es vieja, no puede entender la enseñanza de cada experiencia porque no está despierta, está dormida, vive sin conciencia.

La vejez no nos hace sabios, nos hace viejos, la sabiduría la proporciona la conciencia.

Estar dormidos nos protege del dolor pero también no nos permite sentir placer.

La persona despierta es consciente del placer y del dolor.  El que tiene miedo del dolor no puede ser consciente y no puede aprender.

La felicidad no es eterna, le sucede la infelicidad, si no fuera así no tendríamos conciencia de ser felices.

La muerte le da sentido a la vida, hace que cada momento sea valioso y nos obliga a vivir con intensidad el presente.

Para una persona madura la muerte no es el final sino el principio de algo desconocido.

Malena Lede – Psicóloga
Fuente: “Madurez” – Osho.