Una adicción es un hábito muy arraigado que sirve para
calmar la ansiedad, que puede ser la adicción a la bebida, a la comida, a las
drogas, al cigarrillo, a los dulces, etc.
Un hábito es una conducta aprendida en épocas tempranas
de la vida; cuanto más antiguo sea su origen más difícil será erradicarlo.
Según Sigmund Freud, las fijaciones emocionales
producidas en etapas tempranas del
desarrollo, tanto por exceso de frustración como de gratificación; causan serios
traumas que posteriormente pueden influir en la conducta cada vez que las
circunstancias las recrean.
La fijación une la libido a personas o imágenes,
reproduce esa forma de satisfacción y de esa manera queda organizada según la
característica de la fase evolutiva correspondiente.
El alcohólico, tomará exageradamente cada vez que se
le presente la oportunidad y también lo hará siempre que no pueda controlar su
ansiedad; y el obeso se comportará igual con la comida.
Por ejemplo, el hábito de la bebida se adquiere en
la etapa más temprana del desarrollo psicosexual, que es la etapa oral o de la
lactancia. Si el niño ha sufrido una
fijación en esa etapa, le causará un trauma, y trasladará esa necesidad frustrada
o ese excesivo hábito de gratificación oral, al presente, creando una adicción
a la bebida, al cigarro o a la comida.
Cualquier adicción adquirida en esta etapa no tiene
cura, sin embargo, los individuos se pueden recuperar siempre que lo deseen y que
cuenten con el apoyo terapéutico permanente de un grupo que los sostengan.
Cabe destacar que el término sexualidad para Freud
no se reduce sólo al impulso sexual sino que representa todo impulso que tiene
su origen en un estado de tensión que
tiende al organismo hacia un fin, que es suprimir ese estado de la fuente
pulsional.
La teoría psicoanalítica clasifica las fases del
desarrollo psicosexual según la zona del cuerpo susceptible de provocar
excitación sexual o sea, tensión pulsional.
La etapa oral:
(desde el nacimiento hasta los dos años) el placer está ligado particularmente
a la excitación de la cavidad bucal y los labios que participan en la
alimentación.
La etapa sádica anal:
(desde los dos hasta los cuatro años) ligado a la satisfacción anal de
retención y expulsión de las heces.
La etapa fálica:
(desde los tres a los cinco años) las pulsiones parciales se unifican y
concentran en los órganos genitales.
La latencia:
(desde los 5 o 6 años hasta el comienzo de la pubertad) representa la etapa de
detención de la actividad sexual.
La genitalidad:
(a partir de la pubertad) la unión
sexual que incluye la ternura y el amor, que pone la pulsión sexual al servicio
de la reproducción y establece un lazo afectivo que sobrevive a la satisfacción
genital.
No se puede discriminar a un adicto pero se debe
saber que si no está dispuesto a recuperarse de su adicción mantener una relación con él será riesgosa, dolorosa y muy difícil.
El adicto debe querer rehabilitarse y aceptar recibir el apoyo terapéutico adecuado, porque a él sólo le resultará casi imposible y porque ante cualquier dificultad tenderá a volver a sus viejos hábitos.
El adicto debe querer rehabilitarse y aceptar recibir el apoyo terapéutico adecuado, porque a él sólo le resultará casi imposible y porque ante cualquier dificultad tenderá a volver a sus viejos hábitos.
Malena Lede – Psicóloga
Fuente: “Diccionario de Psicoanálisis” de Laplanche
y Pontalís.
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