El cáncer es una enfermedad que todos tememos, sin
embargo expresa la característica de la ideología humana colectiva imperante en
esta época, las ansias de expansión ilimitada y seguir los propios intereses
sin importar las necesidades a nivel colectivo.
Las células sanas trabajan toda la vida para
mantener saludable al organismo que las contiene hasta que un día, tal como
hacen los seres humanos, deciden dejar de obedecer órdenes, ser libres,
independientes y hacer lo que quieren.
Logran por fin someter al organismo a la
satisfacción de sus propios intereses y trabajar sólo para sí mismas hasta que se
dan cuenta que sacrificando al todo y utilizándolo para su propios fines, ellas
también mueren, que su emancipación sólo tiene éxito mientras el individuo vive
pero que fracasa cuando éste desaparece.
Las células cancerosas en un organismo y el
individuo en su sociedad luchan por su
autonomía y progreso, sin darse cuenta de cuánto se necesitan mutuamente.
Como la célula cancerosa, el crecimiento y
desarrollo humano cada vez es más rápido; nos podemos comunicar con facilidad con
todo el mundo pero falla la comunicación con nuestras parejas y con nuestros
hijos; el único objetivo válido para el hombre es el progreso, lo mismo que el
cáncer, padece de una miopía mayúscula para darse cuenta que el progreso
indefinido nos conducirá a todos a la destrucción del planeta.
El cáncer nos está mostrando que somos exactamente
como él: un cáncer para el mundo que nos rodea.
El individualismo y el aislamiento no permite tomar
conciencia que solamente formamos parte de un todo; que es una ilusión del Ego
hacer algo por sí solos y que todos
necesitamos a los demás y a nuestro entorno para existir.
El Ego se defiende porque teme perderse en la unidad
con el todo y aspira a cumplir objetivos personales de progreso; pero el
progreso como objetivo es absurdo. El
verdadero progreso humano es la transformación espiritual, no más de lo mismo.
Mientras persigamos nuestros propios objetivos de
progreso, seguiremos comportándonos como
la célula del cáncer que quiere hacer la suya aislada del resto sin saber que
si gana no será una victoria sino un fracaso.
El amor es el camino, el amor al otro como a uno
mismo. El símbolo del amor es el
corazón, único órgano que nunca padece de cáncer.
Malena Lede – Psicología Malena Lede
Fuente: “La enfermedad como camino” – Thorwald Dethlefsen
y Rüdiger Dahlke.
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