La falta de control emocional lleva a actuar en
forma violenta cuando el entorno se torna difícil de aceptar en un mundo en el
que se están perdiendo todos los valores.
Las exigencias desmedidas, el afán de alcanzar metas
ambiciosas, el hecho de desear siempre más de lo que se tiene conduce a privar
a los hijos de la presencia necesaria, a la escasez de modelos sanos
para imitar y a la falta del apoyo indispensable para aprender a confiar y sentirse
seguros.
El estrés no solamente angustia a los adultos sino
también a los niños que tienen que enfrentar entornos afectivos inestables,
malos tratos, carencias y cambios permanentes de sus condiciones de vida.
Son las emociones las que motivan a los niños y las
que condicionan su comportamiento tanto presente como futuro.
El desarrollo cognitivo, que es de vital importancia en una
sociedad que prioriza las capacidades intelectuales en detrimento de los
afectos, puede verse obstaculizado por emociones negativas y producir dificultades adaptativas, problemas de
relación, estrés, conductas violentas,
trastornos de aprendizaje o depresión.
La realidad actual nos está indicando que la
educación emocional en la infancia es tan importante como el desarrollo de las
capacidades cognitivas para llegar a ser adultos sanos tanto física como
mentalmente.
Enseñar a los niños a controlar sus impulsos, a
manejar su frustración y a desarrollar recursos más creativos que la
violencia para superar situaciones difíciles, podría cambiar el mundo.
El desarrollo de la inteligencia emocional es
imprescindible para la vida personal, el trabajo
y los negocios.
No es suficiente con tener un título universitario,
se necesita también contar con capacidad para relacionarse, con estrategias
para convencer sin exigir y con la tolerancia suficiente para aceptar la opinión de los demás.
Son muchos los niños y adolescentes que sufren
fracaso escolar, que tienen fobia a los exámenes, que no pueden controlar su
ira, que padecen de timidez y no se valoran a sí mismos.
Parece ser cierto que a medida que se incrementan
las habilidades intelectuales disminuyen el control emocional y la capacidad
para relacionarse.
Los niños deben aprender a reconocer sus distintos
estados de ánimo y a manejarlos para poder interactuar, desarrollar empatía o
sea ser capaz de comprender los sentimientos de los demás y madurar normalmente.
El bienestar de la sociedad comienza con el
bienestar psicofísico individual y su participación social.
La familia tiene que ser un lugar de contención y
formación donde los niños y adolescentes se sientan valorados, sepan que tienen derechos pero también
obligaciones y donde tengan la posibilidad de expresarse; educándolos con el ejemplo y
brindándoles comprensión y apoyo para que cuando sean adultos puedan enfrentar
el desafío que implican las frustraciones y los cambios.
Malena Lede – Psicóloga
Fuente : “La inteligencia emocional”; Daniel
Goleman.
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Hola Malena, la verdad es la primera vez que leo tu blog y me sentí tan identificada, verás sufro de ataques de ira y enojos y frustración, pero lo peor es que es contra mis hijos, tengo dos niños uno de un año y otra de tres, cada vez que me enfadan o me golpean sin querer o siento que son un obstáculo enfuresco llena de rabia y les grito, les envío llegado a pegar muy fuerte, a mi hija cuando tenía año y medio le daba por tener berrinches dormida siempre a media noche y me enfurecía que no me dejara dormir, la golpeaba y la amenazaba con que se callara y después me sentía tan culpable de ser así que me golpeaba a mí misma también, me sigue pasando lo mismo, y cada vez que me siento acorralada por qué tengo que cuidarlos me frustró y me salgo de control, mi marido es muy controlador, cuando le hablo de mis problemas no me presta atención siempre que hablo de salir con amigas me monta una escena que me hace ver que es innecesario hacerlo, siento que me lava el cerebro y la verdad es que soy muy manipulable y no sé cómo controlar eso, siempre que trato de ver como dejarlo se me vienen obstáculos como que trabajo tendré, quien los cuidara, me dará manutención, me los intentará quitar, etc... Y cuando me resigno a quedarme como estoy solo pienso en mi padre, en lo decepcionado que está por qué tengo hijos a los 23 en ves de una carrera o estudios profesionales, y mi madre ya no me recibiría en su casa por qué tantas veces me fui con ella y me volví a ir con mi marido que ya la secciones por dejarme manipular tanto, la verdad que nadie excepto mis hijos saben de mis ataques y ya no quiero gritarles y maltratarlo a y no sé cómo tranquilizarme no se controlarme no entiendo que debo hacer, me cuesta mucho hacer amistades, y las que tenía deje de verlas por mi marido, necesito ayuda, quería saber si usted podría darme un consejo para no seguir así por qué me siento la peor madre y la peor hija del mundo....
ResponderEliminarHola Gisela Rodriguez, confieso que yo también viví a mis hijos pequeños como cargas y eso era porque tenía asignaturas pendientes.
ResponderEliminarPor lo tanto, respetando mis limitaciones como madre y esposa, hice toda la carrera de Psicología, y me recibí de psicóloga en cinco años.
Iba a las clases en la facultad cuando los chicos estaban en el colegio primario.
Mi esposo trató de desalentarme de todas maneras pero yo estaba muy decidida y seguí adelante. Cuando me recibí estaba muy orgulloso de mi, incluso cuando en un momento me sentí agobiada y quise dejar, él y mis hijos me alentaron para seguir.
Tienes que ser fiel a ti misma, respetar tu derecho a hacer algo para ti misma sin abandonar tu responsabilidad de madre ni a tu marido.
Pero tienes que mostrarte firme y confiar en ti misma, porque si tu te muestras insegura los que te rodean no creerán en ti.
La solución ya la tienes, pregúntate a ti misma que es lo que te gusta hacer y te sale mejor que a otros, qué es lo que te hace sentir bien y que cuando lo haces pierdes la noción del tiempo. Entonces elige lo que es mejor y más adecuado para ti y también para tu familia. saludos, malena
Muchas gracias, lo voy a intentar.
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