SOBRE LA CRÍTICA DE UN PROFANO A UN PSICÓLOGO - Psicología Malena Lede


No hay nada más inútil y sin valor que la crítica que una persona le hace a un profesional, cuando no está a su nivel y carece de conocimientos y autoridad en esa materia.

Su atrevimiento demuestra la falta de respeto por la opinión autorizada y debidamente fundamentada de quien ha estudiado a fondo una disciplina, como para llegar a obtener un título universitario, el cual avala sus palabras y sus obras; y que además cuenta con más de treinta años de trayectoria profesional.

En este caso se trata de alguien que desconoce totalmente la teoría sistémica y cualquier otra, que puedan explicar desde cada uno de sus marcos de referencia los fenómenos de los grupos sociales y de las relaciones familiares, luego de laboriosos años de investigación y experimentación.

Sin ningún reparo, frente a un caso de violencia familiar se atreve a formular juicios,  determinando con su propio criterio profano quien es el culpable y descalificando groseramente al profesional idóneo.

Sin embargo, hasta la persona menos experta sabe, si es que medianamente se ha molestado en leer algunos de mis artículos de psicología; que los problemas familiares son esencialmente dificultades de relación y lo que está enfermo es el vínculo, un vínculo patológico que comienza en la infancia y que también incluye a las generaciones anteriores.

Determinar quién es el culpable de una relación enferma no es tarea del psicólogo sino de un juez si se comete un delito; pero un psicólogo si  puede afirmar,  que cuando existen graves problemas de relación en el ámbito familiar, todos los integrantes,  en alguna medida son responsables.

Lo mismo ocurre con la relación de pareja, porque se trata de dos personas que se relacionan entre sí condicionadas ambas por sus respectivas historias familiares, sus necesidades, sus valores, su educación, sus objetivos y sus modos de pensar particulares;  que podrán establecer un vínculo duradero, solamente, si consiguen trascender esos condicionamientos y logran adaptarse armoniosamente a su nueva condición,  por amor.

Amor, esta palabra tan chiquita que expresa el sentimiento más grande que existe y que sólo pueden sentir quienes son capaces de pensar también en el otro.

Malena Lede - Psicóloga